VeriFactu: Todo lo que necesitas saber sobre este sistema

VeriFactu

La entrada en vigor del sistema Verifactu es una realidad inmediata. Pero, ¿en qué consiste? 

Este sistema, impulsado por la Agencia Tributaria, tiene la finalidad de luchar contra el fraude fiscal. Además, quiere impulsar la automatización y la digitalización de los procesos de fiscalidad empresarial. Te lo contamos con más detalles.


¿Qué es el sistema Verifactu?

El término ‘Verifactu’ es una forma abreviada de referirse al reglamento que establece los requisitos que deben adoptar los sistemas y programas informáticos o electrónicos que soporten los procesos de facturación de empresarios y profesionales. Así como la estandarización de formatos de los registros de facturación, aprobado por el Real Decreto 1007/2023, de 5 de diciembre.

Este reglamento, introducido por la Ley antifraude, hace referencia a sistemas y programas informáticos o electrónicos que soporten los procesos de facturación de quienes desarrollen actividades económicas. Asimismo, VeriFactu impone requisitos a los sistemas informáticos que se utilicen para expedir facturas


¿En qué consiste?

VeriFactu es la calificación otorgada a los sistemas que emiten facturas verificables. Todos los softwares de facturación deberán tener la capacidad de enviar facturas verificables a la Administración.

Los registros de facturas contarán con una estructura y formato específicos. Se incorporan también elementos informáticos de seguridad, como la firma electrónica, que aseguran que los registros de datos no puedan ser modificados sin que quede constancia. Además, permite intercambiar automáticamente información fiscal con la Agencia Tributaria.


¿A quién afecta?

Este reglamento afecta a los productores, comercializadores y usuarios de sistemas y programas informáticos o electrónicos que soporten los procesos contables, de facturación o de gestión de las empresas. 

Y los obliga a que dichos sistemas informáticos garanticen la integridad, conservación, accesibilidad, legibilidad, trazabilidad e inalterabilidad de los registros, sin interpolaciones, omisiones o alteraciones de las que no quede la debida anotación en los sistemas mismos. 

Dicho lo anterior, esta obligación no es aplicable para las empresas y autónomos que tienen una relación comercial con el cliente final (B2C). 

También existe otra excepción. La facturación electrónica no será obligatoria si alguna de las partes de la operación no tiene en territorio español la sede de su actividad económica o un establecimiento permanente donde dirigir la facturación. 


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